viernes, 21 de noviembre de 2008

Lentitud



Hoy he descubierto que ya han instalado las luces navideñas en las calles del centro. Y he pensado que ya está bien, que estoy cansado de que me obliguen a vivir con semejante anticipación con el único propósito de venderme cosas. Me ha parecido, por primera vez, un atropello. No me explico por qué no me ha ocurrido esto antes. Tendríamos que rebelarnos. Nosotros, los corderos silenciosos, deberíamos organizar la resistencia en defensa de la lentitud, del discurrir acompasado de las estaciones, de sentir el momento presente. Es otoño: el viento arremolina las hojas secas por el suelo, huele a tierra húmeda y a castañas asadas, las nubes pasan como barcos majestuosos y, a ratos, llueve.

2 comentarios:

Sebastián Puig dijo...

¿También por aquí? No me seas ciclotímico y me quieras abarcar demasiado, que luego terminas harto y te nos desapareces un año... Un abrazo.

Ernesto Castro dijo...

¡Jo!, ahí me has dado en donde duele: en lo de ciclotímico. Tienes razón (mucha, toda la razón). Lo sé. Me esforzaré en no hartarme. Si noto que me pasa, te prometo cortar por lo sano y seguir sólo con uno de los blogs. Seguir. No desaparecerme. (¡Qué sensato eres, coño!. Qué bien me vienes).